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JOAQUÍN RODRIGO: UN TESORO NACIONAL

JOAQUÍN RODRIGO: UN TESORO NACIONAL

Una de las más conocidas e importantes obras de música clásica es el Concierto de Aranjuez. Cualquier persona puede tararear la melodía de su segundo movimiento, el Adagio, sin saber algo de Bach o Mozart. El Concierto de Aranjuez era compuesto en 1939 por Joaquín Rodrigo. Le trajó fama en todo el mundo y le convertió en un tesoro nacional cuando España necesitaba tesoros nacionales con urgencia porque la Guerra Civil española acababa de terminar y el país estaba en la miseria.

Joaquín Rodrigo Vidre nació el 22 de noviembre de 1901 en Sagunto, Valencia. Cuando tenía tres años se quedó ciego a causa de la difteria. Esto determinó la dirección de su vida para siempre: la música.
Empezó a estudiar armonía y composición con profesores del Conservatorio de Valencia. Se trasladó a Francia en 1927 porque le habían aceptado en la Schola Cantorum en París. Siguió estudiando en el Conservatorio parisino y la Sorbona (la histórica Universidad de París). Aquí conoció a su futura mujer Victoria Kamhi que era una pianista turca. Se casaron en enero de 1933. En 1939 volvió a España para instalarse en Madrid definitivamente.

La música de Rodrigo está llena de la música y la cultura española, extiéndose desde el Barroco hasta las melodías folclóricas y los instrumentos españoles tradicionales, en particular la guitarra. Además de compositor fue pianista talentoso. Por eso también escribió muchas composiciones para piano.
A causa de su ceguera siempre escribía sus obras en braille. Las composiciones fueron editadas posteriormente.

El 9 de noviembre de 1940 fue el estreno de la composición que a Rodrigo le dió fama internacional: el Concierto de Aranjuez en el Palau de la Música Catalana en Barcelona. Sáinz interpretó la parte solista de la guitarra.
La composición fue un gran éxito y se convirtió en el concierto más popular del siglo veinte. Se lo considera como la obra musical española más ejecutada en todo el mundo.
Los jardines de Aranjuez forman parte de un palacio de verano de los reyes Borbones de España datando del siglo dieciocho, unos cincuenta kilómetros fuera de Madrid, a orillas del Tajo. Rodrigo describió sus conciertos capturando "la fragancia de magnolias, el canto de los pájaros y el chorro de las fuentes" – las bellezas que un ciego como él podía apreciar.

En 1954 compuso Rodrigo su obra más conocida después del Concierto de Aranjuez a petición de su amigo y guitarrista Andrés Segovia. En el título se refiere a él con ’gentilhombre’. La composición se estrenó el 5 de marzo de 1958 en San Francisco. Segovia interpretó la parte solista de la guitarra.
La Fantasía para un gentilhombre consiste en cuatro movimientos, basados en seis bailes cortos del compositor barroco Gaspar Sanz que vivió en el siglo diecisiete. Estos bailes se encuentran en la Instrucción de música sobre la guitarra española y fueron compuestos únicamente para la guitarra. El primer movimiento se llama Villano y Ricercare y combina los bailes Villano y Fuga 1ª, por primer Tono, al ayre Español. El siguiente movimiento, Españoleta y Fanfare de la Caballería de Nápoles, combina los bailes Españoleta y La Cavallería de Nápoles. Los otros dos movimientos tienen el mismo título que los bailes de Sanz: Danza de las Hachas y Canarios.

El estreno del Concierto de Aranjuez llama la atención sobre Rodrigo y sus composiciones. El público y el gobierno español le prestaron mucha atención y le colmaron de honores, premios y fama. Rodrigo fue conocido como Maestro Rodrigo. Parece muy claro que tenía mucho éxito.
Recibió el Premio Nacional de Música de España en 1983. En 1991 el rey Juan Carlos I le ennobleció con el título de Marqués de los Jardines de Aranjuez en honor de su noventa cumpleaños. También recibió el Premio Príncipe de Asturias "por su extraordinaria contribución a la música española a la que ha aportado nuevos impulsos para una proyección universal", la Medalla de Oro de Sagunto, la Gran Cruz de la Orden Civil de Solidaridad Social y la Estrella de Oro de la Comunidad de Madrid. Además fue muy conocido en el extranjero. En 1998 el gobierno francés le ennobleció el título de Commandeur des Arts et des Lettres.

Joaquín Rodrigo murió el 6 de julio de 1999 en Madrid. Está enterrado junto con su mujer en el cementerio de Aranjuez. Su hija fundó una editorial y una fundación para que la música de Rodrigo sea preservada y difundida para siempre.

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