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Una reseña de “Las historias de Marta y Fernando” de Gustavo Martín Garzo: La indescriptibilidad del enamoramiento

Una reseña de “Las historias de Marta y Fernando” de Gustavo Martín Garzo: La indescriptibilidad del enamoramiento

Al intentar encontrar un título para esta reseña me enfrenté con la dificultad de dar nombre a lo que Gustavo Martín Garzo ilustra en su libro Las historias de Marta y Fernando por el cual recibió el Premio Nadal en 1999: la indescriptibilidad del enamoramiento.

En los primeros capítulos de este libro experimentamos el aislamiento de los protagonistas, Marta y Fernando, que parece una consecuencia natural de su enamoramiento. La pareja se encuentra en un capullo que contiene un universo propio e inacessible para el resto del mundo, que el lector sólo puede vislumbrar mediante las descripciones del narrador omnisciente.

Hay dos momentos que nos permiten acercarnos de verdad a la vida sentimental de los amantes cuando respectivamente toman la palabra como narradores protagonistas en primera persona. De esta manera nos dan la oportunidad de darnos cuenta de que su mundo privado en el enamoramiento no es perfecto, de que el amor en la vida diaria causa, más bien, sentimientos y pensamientos contradictorios: la seguridad y el miedo, la alegría y la tristeza, la fuerza y la vulnerabilidad, para nombrar algunos.

No hay una sola historia, en el sentido de que no existe ningun hilo en forma de un argumento continuo que recorre el relato, ni un desarrollo gradual de los personajes. En estos aspectos, Las historias de Marta y Fernando, aunque una narración ficticia, se orienta a la realidad. La discontinuidad narrativa refleja las dificultades causadas por el enamoramiento. Todos hemos experimentado alguna vez la volubilidad de nuestros sentimientos cuando en un momento vemos todo de color de rosa y en el siguiente nos sentimos totalmente inseguros y casi nos ahogamos en dudas sobre nosotros mismos. El enamoramiento es inseguro. El enamoramiento es indescriptible. No obstante, Gustavo Martín Garzo nos muestra que detrás de las complicaciones se abren también nuevos horizontes. Con respeto a esta perspectiva, la relación de los protagonistas es también simbólica para la época en la que ocurre: los años difíciles de la transición en España. 

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