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El alquimista impaciente

El alquimista impaciente

La novela policíaca de Lorenzo Silva (Madrid, 1966) cuenta la historia de un homicidio. Se encontró un cadáver en un motel de carreterra y es la tarea de los guardias civiles Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro resolver este crimen. Mientras lo intentan, se ven envueltos en situaciones oscuras como la corrupción, la prostitución, las drogas y las amenazas. Con este libro Lorenzo Silva ganó el Premio Nadal de 2000 y dichos protagonistas se pueden encontrar en 5 novelas policíacas más del escritor.

Lo primero que llama la atención es que los dos investigadores no sean dos hombres, como es usual en las novelas policíacas, sino que sean un hombre y una mujer. El hecho de que haya una mujer es una plusvalía para la historia porque contribuye a una cierta tensión entre los dos. Especialmente que el libro esté escrito en primera persona nos permite leer los pensamientos del sargento Bevilacqua sobre su ayudante Chamorro, que pueden ser entretenidos. La tensión y la atracción se puede notar, por ejemplo, cuando Bevilacqua recoge a Chamorro, que va a hacer una misión como agente secreta. Él pensó de ella: ‘La manera más breve en que puedo describir mi impresión es que me hirió indeciblemente no ser yo el hombre al que aquello estaba destinado’.

Resulta bastante difícil contar más aspectos positivos. Hay más negativos que enumerar, de los cuales lo más importante es que falta acción en toda la historia. Una novela policíaca no tiene que contener muchas situaciones escalofriantes o en las que suceden muchas cosas, pero parece que en la mayoría del libro sólo hay interrogatorios entre los investigadores y los sospechosos. Ni en el primer asesinato, ni en el segundo y ni siquiera en el tercero el lector puede vivenciarlos: los tres asesinatos están contados de manera pasivo. Alguna vez contiene un poco de tensión en el momento que Chamorro actúa como agente secreta en presencia de un sospechoso, y otra vez cuando otro sospechoso emplea violencia.

Desgraciamente estos dos casos fueron todo, es un libro de pocas acciones y por eso puede ser tedioso. El recurso de este libro será el humor sutil que está escondido en los pensamientos del protagonista Bevilacqua. En conjunto se puede esperar más de una novela de crimen, aunque se tiene que admitir que el desenlace es sorprendente. Es cierto que el libro no es para el lector impaciente...

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