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Son de Mar (1999) por Manuel Vicent

               “El cuerpo de Ulises Adsuara apareció flotando en la bahía un domingo de agosto a las dos de la tarde cuando la playa estaba llena de gente.” Así empieza la historia de ‘Son de Mar’, escrita por Manuel Vicent. Es una novela que trata de la relación entre dos personas en el pequeño pueblo de pescadores llamado Circea.
               Después de haber leído cómo se encuentran los cuerpos  de Ulises y su ex esposa Martina, Vicent vuelve al momento hace unos quince años. Ulises acaba de licenciarse y va a Circea para enseñar literatura clásica en la escuela secundaria. Conoce a Martina, la hija del propietario de su café de tertulia, de la que se enamora pronto. Entonces se cuenta toda la historia de amor de Ulises y Martina, desde el primer beso hasta la desaparición de Ulises diez años antes de que aparezca su cuerpo en el mar. Poco a poco el lector descubre qué ha pasado con los amantes, con un giro al final que no se esperaba en absoluto.
               Aunque al principio la historia es poco clara, misteriosa y parecida a una novela policíaca, se desarrolla como un cuento tranquila y romántica, pero cautivadora también, teniendo lugar en un pueblecito fascinante. A mí me ha gustado mucho el ambiente en Circea, porque la gente es anticuada, un poco aislada del resto del mundo y por eso encantadora. Circea es un mundo completamente diferente, que durante la historia se cambia en un lugar turístico y más moderno, especialmente después de la desaparición de Ulises. Para el lector, esto es una pena, pero es exactamente lo que ha pasado en muchas zonas costeras de España desde el final del franquismo. Los habitantes más viejos de Circea están un poco perdidos en este mundo nuevo, mientras que la generación de Martina se sabe adaptar y acostumbrar a la vida moderna.
               En breve, describería esta novela como interesante, fascinadora, con un estilo tranquilo y un ambiente encantador, de todos modos recomendable. El giro en el argumento al final es sorprendente y te hace querer releer el libro para fijarte más en algunos momentos. El premio Alfaguara que ha ganado Manuel Vicente para este libro, ¡está absolutamente merecido!

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